¿Podemos aprender algo de la crisis uruguaya del agua?

Imagina abrir la llave del grifo y que salga agua que expide un mal olor y que es la única que puedes usar para lavar trastes, ropa y que si la pruebas sabe terriblemente salada porque la tradicional agua potable dulce que se usaba se ha agotado en los mantos freáticos.
Que para bañarte tienes que hacerlo rápido porque el vapor tiene compuestos de trihalometano que pueden ser cancerígenos y que el única agua potable proviene de garrafones y botellas que valen oro y que el gobierno tiene que subvencionar a los más pobres para que puedan comprarla. No es un relato de ciencia ficción de un mundo distópico sino una realidad que se vive desde julio en Uruguay, según escribe el periodista Guillermo Garat en el New York Times.
La crisis uruguaya, cuenta Garat, comenzó hace 4 décadas al permitirse la sobreexplotación acuífera para uso industrial y agrícola, sumado a una sequía constante, ha dejado a un país sin agua potable. Ah, y eso que desde 2004 el país austral incluyó en su constitución el acceso al agua potable como un derecho. Ponerlo en ley no previno su escasez. Su crisis del agua no es algo que nos deba parecer algo lejano, sino un espejo del futuro que le pude suceder a Querétaro si no se toman las medidas adecuadas y que ya se empiezan a notar los primeros síntomas.
La semana pasada, el colectivo Museo Bajo Tierra presentó su diagnóstico Sobreexplotación del agua en la zona metropolitana de Querétaro, en donde continúan su investigación del impacto de las políticas públicas en materia de agua potable en el estado. Recordemos que en 2021 ya habían advertido sobre los peligros de la privatización del acceso al agua potable en su documento Acaparamiento de lo público y mercantilización de lo común.
En su nuevo análisis, el cual está centrado en un análisis cartográfico, se guía por la siguiente pregunta de investigación: ¿Es justo el despojo de agua a comunidades y ecosistemas para llevarlas a una ciudad con alto nivel de ineficacia en su manejo y donde se privilegia el uso privado?
Entre los datos puntuales que aportan, transcribo los siguientes dos párrafos:
“Según estimaciones oficiales, el 60% del agua que abastece a la ZMQ proviene de la extracción subterránea. El otro 40% es bombeado a través del Acueducto II, luego de un alto consumo energético y perdiéndose un estimado de 40% del agua en fugas una vez que entra a la ciudad.
“Durante su construcción se proyectó que el AII daría viabilidad hídrica a la ciudad en los siguientes 30 años, permitiendo una recarga adicional anual de 7 Millones para estabilizar al acuífero del Valle de Querétaro. El agotamiento actual de este último, en relación con la capacidad de recarga, es superior al 60%”.
Hay que aprender de la experiencia uruguaya o de otras zonas del país, como Nuevo León, en dónde ya han padecido crisis hídricas. Estamos a tiempo de tomar medidas.