Opinión

Paloma Negra en el Tianguis Cultural del Chopo

Antonio Saratra es uno de los pioneros de esta experiencia colectiva relacionada con el Rock y que trasciende hasta nuestros días.

Esto tuvo su origen el sábado de octubre de 1980 al interior del museo universitario del Chopo. Seguro estoy que nadie imaginamos todo lo que se generaría con aquellos primeros encuentros marcados propiamente por el intercambio de materiales —objetos relacionados con el Rock—: discos, libros, revistas, periódicos, películas, casetitos…

Fueron sábados inolvidables, emocionantes; nada que ver con el presente. Sin embargo, queda aún un buen de las características que le dieron origen y que nos motivan a seguir “vicitandolo” de vez en cuando, más allá del mercantilismo al que se llegó de forma inevitable; ya son más de 40 años, es de entenderse por obvias razones.

Aquí tienen la experiencia MEMORIÁFICA de Antonio Saratra, dando con esto el inicio de participación en estas beneméritas páginas universitarias queretanas, a Juan Camacho R.


Ciudad de México, octubre 2022, compartido en el 42 aniversario del Tianguis Cultural el Chopo

El inicio de esta travesía cultural, en los primeros años de la década de los ochenta, en las instalaciones universitarias del Museo del Chopo, nuestro tianguis era un espacio de convivencia en el que nunca existieron las diferencias sociales.

Nos vinculaba la música, el cine, la literatura y las ganas de vivir, e intercambiar discos cada sábado con gente afín, sin broncas ni malas intenciones; era muy gratificante.

Eran buenos tiempos, tuvimos que marcharnos en 1982 e inició la peregrinación chopera buscando un lugar dentro de la sociedad. Pasamos por muchos lugares: Enrique Gonzales Martínez, Periódico La Jornada, Estacionamiento de Sadi Carnot y Edison, Prolongación de Carpio E.S.C.A, Estacionamiento de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Alameda de Santa María La Rivera, Oyamel, Saturno, Aldama.

En todos esos lugares tuvimos que sufrir los estragos de la naturaleza, la animadversión de los que no comulgaban con el Rock y la contracultura, los comités vecinales y delegacionales que no veían con buenos ojos al tianguis.

Consolidarnos en una asociación civil sería la respuesta para mantener vigente el proyecto y defender el espacio que nos costó sangre, sudor y lágrimas. Indudablemente, al negociar con las autoridades, tuvimos que cambiar.

Al llegar a la calle Aldama (1988) teníamos cuotas que pagar, calles que limpiar, asistentes que cuidar y desmadrosos que controlar. Para muchos, el tianguis se transformó en un lugar de trabajo, por lo que algunas cosas cambiaron.

Desgraciadamente, la Industria Cultural, nos terminó por pegar y parte de la esencia original se resquebrajó. El mundo del intercambio y la economía natural dentro del tianguis se fracturó, el tiempo moderno y la globalización también nos afectó.

Con los nuevos tiempos llegan más visitantes, la venta y la búsqueda por la supervivencia nos obligaron a la adaptación; aun así, la idea primordial sigue aquí. Los interesados por la música continúan haciendo acto de presencia, los artistas nacionales e internacionales estuvieron y están aquí; Radio Chopo sigue siendo el espacio que promueve la música independiente y extranjera que rara vez escucharán en el ámbito comercial nacional.

Hoy en día, las personas que asisten al tianguis saben muy poco de lo que hemos luchado para poder estar aquí.

Actualmente, nuestro tianguis tiene más presencia dentro de esta sociedad, gracias a los vínculos que ha creado con diversas instancias culturales y gubernamentales, dando como resultado la creación del Corredor Cultural, el cual da cabida a diferentes expresiones artísticas sábado a sábado.

“He dejado buena parte de mi vida en este lugar y si volviera a nacer y tuviera que luchar porque existiera un tianguis igual que el Chopo, otra vez lo volvería a hacer”.

Gracias. Atte: Antonio Saratra.

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