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Pink Floyd: en la oscuridad, sigue en la psicodelia

Hace 50 años, un 24 de marzo, fue publicado en Inglaterra el álbum que sería el sello distintivo de Pink Floyd, considerada una de las bandas más importantes en la historia del rock. The Dark Side of the Moon (Capitol Records, 1973) a sus cinco décadas, forma parte del repertorio cultural moderno y es considerada una obra maestra no sólo por su innovación musical y su armonía entre melodía y letras, sino por la unión que abundaba entre todos los integrantes de la banda.

Es una pieza “musicalmente excelente”, expresó José Luis Roca Romero, aficionado del género rock y agente de ventas. Su excelencia está en las dosis adecuadas de instrumentos musicales en cada canción; la voz femenina de Clare Torry, que se escucha en The Great Gig in the Sky; y la unión de Roger Waters, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright, respecto a la composición y concepto del álbum en todas sus etapas.

La unión que hizo la fuerza del Dark Side

“Cuando no hay pleitos entre ellos cuatro, todos trabajan al unísono de lo que quieren […] es cuando más unidos están los cuatro y por eso crean tan buen disco, tanto musical como líricamente, crean un excelente disco”, detalló Roca Romero, a pesar de que todas las letras del álbum fueron escritas por Roger Waters, el bajista de la banda. Todos los integrantes estuvieron de acuerdo con su aporte.

David Gilmour, la mitad del dúo creativo del Pink Floyd de la era The Dark Side of the Moon (la otra era Waters), mencionó en una entrevista de 2003 para la revista Rolling Stone que las ideas creativas de su otra mitad para el álbum fueron “muy buenas”, en cuanto a la cohesión que siguen las canciones de la pieza.

Además, en ese año, su contribución a la banda, en contraste con la de Waters, no fue tan grande debido a que no se sentía “muy creativo”, y que fue la producción musical en lo que sí destacó.

Cabe mencionar que su relación con Waters todavía era buena en ese momento. Reveló en esa misma entrevista que fue después del lanzamiento de The Wall (1979, Columbia Records) cuando se deterioró, debido a la disputa del liderazgo de la banda entre ambos.

El paisaje audiovisual de Pink Floyd

En suma, a las armonías entre los integrantes del cuarteto británico y la música y letras, el álbum cumpleañero es aclamado por su innovación en términos de sonido. Alan Parsons, quien fue el ingeniero de sonido de la obra (y dos años más tarde, cofundador de The Alan Parsons Project), es conocido por trabajar con las bandas de acuerdo a sus gustos, según anotó Roca Romero.

Además de que en el estudio contaron con la tecnología más novedosa de la época, Alan Parsons fue el responsable de producir algunos sonidos, como el ruido de relojes en el intro de Time; así como de guiar a Clare Torry como vocalista no verbal en The Great Gig in The Sky.

Visualmente, la portada del álbum es “icónica”, tal y como calificó Roca Romero. Diseñada por el grupo Hipgnosis y George Hardie, empleado de la asociación, se trata de un prisma que está refractando luz; pero, más allá de ese significado, es culturalmente estética. El experto en rock asegura que esa portada, por ese rasgo, puede encontrarse impresa en varios elementos: playeras, pinturas, fondos de pantalla, tatuajes, entre otros. “Por esa portada se ubica a Pink Floyd.

Cabe mencionar que antes del Dark Side, Pink Floyd ya era una banda reconocida por su innovación audiovisual. En aquella década de 1960, en San Francisco, las bandas psicodélicas acostumbraban derramar tinta china en los proyectores de transparencia durante sus presentaciones en vivo, lo cual provocaba un espectáculo de música aunado a la experiencia visual de figuras con forma de células en el aire.

Roca Romero explicó que el fin del amasijo visual con la música de las bandas era el permitirles, tanto a los músicos como a la audiencia, “viajar” y “abrirles la percepción”, además de que algunos costumbraban consumir dietilamida de ácido lisérgico (LSD), una droga alucinógena que potenciaba ese efecto de “viaje”.

Si bien la banda no fue pionera a nivel mundial en brindarles esta experiencia a sus seguidores, sí fueron los primeros en hacerlo dentro de su país. Soft Machine, otro grupo psicodélico de la época, también seguía el camino de Pink Floyd, pero ellos se encasillaron en la psicodelia y el jazz. Pink Floyd estaba en el primer camino, pero se dio la oportunidad de explorar.

Progresar a otra psicodelia

Como parte de su exploración y de sus raíces artísticas (los integrantes venían de una escuela de artes), el cuarteto retomó algunos elementos de la música clásica. Desde Atom Heart Mother (EMI, 1970) ya integraban una orquesta sinfónica, la cual se escucha en la primera parte del disco.

Desde ese momento y sumado a la filmación de un concierto en solitario de la banda, en Pompeya, titulada Pink Floyd: Live at Pompeii (Universal Pictures, 1972) y los álbumes conceptuales que son el Dark Side y The Wall, el público comenzó a catalogarlos dentro del “rock progresivo”. Sin embargo, para Roca Romero, el grupo nunca dejó de ser “rock psicodélico”, ni siquiera ahora que sus integrantes ya están separados y hacen giras por cuenta propia:

“Por el tipo de música que siguen tocando, es decir, sus conciertos en vivo son muy espectaculares. Obviamente siguen viviendo de Pink Floyd, en sus conciertos en vivo se alargan mucho, pero más con la guitarra que con el teclado […] Quizás evolucionaron a otra psicodelia, pero siempre para mí han seguido siendo psicodélicos”.

El rock psicodélico, de acuerdo con la descripción del experto, se caracteriza por la abundancia del sonido de la guitarra, sus solos extensos y la combinación de este instrumento con el teclado.

Pink Floyd en la actualidad

A pesar de que hay bandas y artistas que componen y escriben su música con base en la sociedad o en forma de protesta, como lo hace el músico Bob Dylan, Roca Romero niega que haya alguno de la talla de Pink Floyd.

The Dark Side of the Moon, con sus más de 50 millones de copias vendidas alrededor del mundo —de acuerdo con Sony Music de Japón—, es para el experto “una de las grandes obras maestras del rock”, pese a no haber ganado ningún Grammy.

Si bien todavía hace algunas décadas se podía asistir a conciertos de Pink Floyd y ver cómo Gilmour, Mason y Wright interpretaban algunos éxitos de los ‘70s y traían la psicodelia de esa época a la actual, en la que impera la tecnología digital, la agrupación ya no existe. Tanto para el aficionado como para los demás fans de la banda y del rock en general, la posibilidad de que Waters se uniera a los dos integrantes restantes (Wright falleció en 2008), sería como un sueño. “No les faltaría público”, afirmó.

Roca Romero aconseja a la audiencia darse la oportunidad de escuchar la denominada “obra maestra” del grupo británico. Si es así y se decide empezar a disfrutar del álbum en desorden, recomienda empezar por Money seguida de Time, para empaparse del concepto y arte que representa El lado oscuro de la luna.

Cecilia Gabriela Velázquez

Estudiante de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro. 23 años; amante del rock clásico.

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