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Los zapatistas como movimiento social

Ser zapatista, luego del levantamiento del EZLN, es pensarse a partir del discurso resignificado y asumido en su propio contexto… no puede ser ni dogma que neutraliza la iniciativa, ni moda que niegue las nuevas formas propias del contexto

El Zapatismo es un fenómeno social que entre sus características muestra la construcción de un discurso con un fuerte simbolismo que liga las raíces identitarias del mundo de abajo y las demandas sociales actuales, incapaces de ser negadas por el mundo moderno. Este movimiento social que en perspectiva dibuja un mundo “muy otro posible”, un imaginario colectivo basado en el humanismo moderno y los valores universales, capaz de tomar vida y resignificarse en cualquier escenario de las resistencias contra el capitalismo.

Es cierto que el EZLN es el origen y centro de este fenómeno, pero el Zapatismo es mucho más que eso. A partir del alzamiento del 1 de enero de 1994 empieza a tenderse un conjunto de redes que se identifican y actúan desde el discurso del EZLN, pero que toman su propio significado según las coordenadas del territorio de las resistencias y luchas, con prácticas muy variadas que muestran la riqueza de los movimientos sociales frente al sistema capitalista en el mundo.

Ser zapatista, luego del levantamiento del EZLN, es pensarse a partir del discurso resignificado y asumido en su propio contexto… no puede ser ni dogma que neutraliza la iniciativa, ni moda que niegue las nuevas formas propias del contexto.

El zapatismo puede entenderse como un marco de referencia amplio, como el ideario y práctica política de distintos actores sin relación orgánica al viejo estilo… generalmente define a los contrarios a partir de enmarcarse de manera general como el “nosotros” frente a los otros (el mal gobierno y los neoliberales en general).

Los zapatistas rompen con los discursos tradicionales de la izquierda dogmática y llama con su flexibilidad a integrarse en el movimiento desde cualquier contexto en lucha… se parte de las demandas concretas en la ruta de demandas democráticas ligadas a un imaginario colectivo de justicia y dignidad.

Las demandas articuladoras con las que llama el Zapatismo a distintos actores son: democracia, justicia, libertad, paz, derecho a la vida, relacionadas con los derechos humanos, pero también con demandas concretas no resueltas por el sistema, “coaliciones de descontento” de las que habla Gustavo Esteva.

El movimiento zapatista se construye desde las demandas más sentidas y concretas y se mantiene con motivos generalizados de “descontento”, pretendiendo dar cuerpo a una radical crítica al sistema, pero a la vez generando propuestas alternativas que se construyen desde abajo y que rompen con el sistema, su lógica y sus prácticas.

Las contribuciones del zapatismo en México, en lo político-electoral —aunque no es su lógica— acelera cambios y procesos sociales que detonan la alternancia política y la posibilidad, ahora, de un gobierno con discurso antineoliberal y una posible “cuarta transformación” del país; en este marco, se da un proceso acelerado e interesante de construcción del sujeto social para la transformación a partir del despertar de un pueblo harto de políticas y gobiernos entreguistas y traidores que propiciaron el saqueo, el despojo, la violencia, la impunidad y de hecho una guerra de exterminio contra los pueblos originarios y sus territorios.

En México, como en otros países, aparecen movimientos emergentes y nuevos actores del movimiento social, donde muchos de los nuevos actores sociales y políticos se relacionan con el discurso zapatista incluyente y flexible: desde los huérfanos políticos de la izquierda tradicional, los defensores de derechos humanos, los jóvenes antisistémicos , los pueblos indígenas, feministas, ecologistas, comunidades artísticas, globalifóbicos, académicos, etc.

El papel del discurso ha sido fundamental para la formación de redes a nivel internacional que extienden el movimiento y lo globalizan: “redes transnacionales de defensa” como modelos de comunicación y organización horizontal. Aparecen lo global y lo local relacionando a diferentes actores a través del discurso con significados compartidos, valores y prácticas de un mundo imaginado posible.

El movimiento zapatista tiene su base principal de su existencia en: La existencia de “comunidades interpretativas” que se apropian y resignifican los símbolos y los elementos planteados en el discurso. Y también en el cómo son retomados o enmarcados los componente de un imaginario colectivo (difundidos en un discurso que estructura símbolos y significados) para accionar colectivamente.

En Querétaro, desde 1994 se desataron procesos sociales influidos por el Zapatismo, lo que agudizó las posturas represivas de la derecha en el estado; sin embargo, se sostiene un movimiento comunitario y colectivos de simpatizantes que reivindican al Zapatismo civil, como una alternativa de construcción de un México distinto al que tenemos.

En este movimiento zapatista civil se plantea un proyecto de desarrollo comunitario integral que propone caminar en asambleas y concejos comunitarios como base organizativa y desplegada en sectores (salud, educación, vivienda, producción, cultura, deporte y recreación, cultura ambiental, etc.) que atienden su problemática a través de diagnósticos, propuestas y proyectos alternativos que construyen desde lo comunitario: la otra salud, la otra educación, la otra producción, la otra manera de resolver la falta de vivienda, la otra cultura, etc.

Propone como ejes de construcción del movimiento: la organización, la capacitación, la gestión y autogestión y la formación política. Como principios sobre los cuales se plantea el proyecto de desarrollo comunitario integral son: la participación, el respeto en todos los sentidos —a los diferentes y sus formas de cada quien, a los acuerdos de asamblea, a la madre tierra y sus distintas formas de vida—, honestidad y transparencia en el manejo de la información, los recursos y el principio motivador de todo el proyecto de desarrollo comunitario: el amor a sus familias y a sus comunidades. Todo esto con el objetivo central de reconstruir el tejido social y la vida comunitaria para el buen vivir.

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