Memoria histórica y participación social contra impunidad y corrupción: Glockner
Con las desapariciones forzadas en la actualidad, resaltó, se tiene la dificultad de que no se sabe con certeza en qué medida se dan por parte del Estado o por las organizaciones criminales a las que se enfrentó desde la llamada “guerra contra las drogas”
“Si no existiera impunidad en este país, no existiría corrupción. La impunidad es base de todas las batallas (…) La continuidad de la impunidad es parte de una carencia de memoria [histórica]. Hay una falta de memoria y una falta de participar socialmente”, afirmó Fritz Glockner Cortés, periodista, literato e historiador especialista en el tema de la guerra sucia en México; quien, además, es director general de la red de librerías Educal, que próximamente se fusionará con el Fondo de Cultura Económica (FCE).
La memoria sobre la impunidad de agentes y funcionarios del Estado mexicano tendría que recuperarse, precisamente, para evitar que continúe, asentó Glockner Cortés, quien fue invitado especial en la Fiesta de la Palabra, llevada a cabo este jueves 21 de marzo en la explanada de Rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
En ese sentido, pidió diferenciar las desapariciones forzadas en el México de los años sesenta a ochenta —realizadas por motivos político-ideológicos— de las sucedidas de los años noventa y, particularmente, desde 2006 —cuando se declaró la llamada “guerra contra las drogas”— hasta la fecha.
Con las desapariciones forzadas más recientes, resaltó, se tiene la dificultad de que no se sabe con certeza en qué medida se dan por parte del Estado o por las organizaciones criminales a las que se enfrenta. “Vicente Fox no castigó a nadie y, entonces, tuvimos a un Duarte. El que le sigue, Felipe Calderón, no castigó a nadie y tuvimos a los 43 desaparecidos. Peña Nieto no castigó a nadie… ¿ya me explico?”, señaló.
Sin embargo, consideró que la “guerra de baja intensidad” llegó a su fin con el cambio de régimen a nivel federal y enfatizó la actitud del Gobierno de México ha tenido hacia los profesores manifestantes en la capital del país y el que se han desmantelado las agencias de inteligencia gubernamentales, como el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). No obstante, cabe destacar que éste sólo fue sustituido el diciembre pasado por el Centro Nacional de Inteligencia.
Hacer la historia con fantasmas
Fritz Glockner, que fue invitado por Paco Ignacio Taibo II para incorporarse a su equipo de trabajo al frente del FCE como director de librerías, afirmó que no estaría de acuerdo en que el actual régimen diera un carácter oficial a la historia de la izquierda política mexicana porque sería deshumanizar a los personajes pertenecientes a este aspecto de la historia nacional. “La historia oficial termina pervirtiendo la espontaneidad de los movimientos mismos. Terminas construyendo estatuas de bronce”, formuló.
En cambio, consideró que la historia debe de escribirse “desde el espectro fantasmal, no desde el espectro de la tumba”. Esto es traer al presente a los personajes en “su espíritu”, con su esencia no como personaje histórico, sino como humano. “Para que también no solamente respetes al sujeto histórico, sino que te identifiques con él. Y si te identificas con él, vas a actuar en el presente como él, y te vas a convertir en un sujeto de la historia. En cambio, si lo ves con respeto y demás, con el anecdotario y el dato histórico: que un 21 de marzo nació Benito Juárez y falleció en 1872, ¿Y?”, expresó.
“Guerra de baja intensidad”
Respecto a la “mal llamada ‘guerra sucia’”, Glockner indicó que la designación académica correcta sería “guerra de baja intensidad”. Aclaró: la “guerra sucia” —término retomado de la prensa argentina— es cuando sólo un sector del Estado ejerce acciones represivas, mientras que la “guerra de baja intensidad” involucra la participación total de la suma de las instituciones del Estado utilizando diversas estrategias de contrainsurgencia para enfrentar a los opositores del sistema político.
Entre las estrategias de una “guerra de baja intensidad” —como formuló en el caso mexicano— están el control de los medios de comunicación, de la información, la memoria histórica y de la sociedad; así como la tortura, la represión y colocar en el imaginario colectivo de las personas “ciertos elementos para que se ignoren las causas por las cuales hay gente que decidió dejar la comodidad de su casa para incorporarse a un grupo armado, por ejemplo”.