Parteras: Una alternativa contra la violencia obstétrica

Desde el primer instante que ingresas se siente un ambiente distinto al usual, y es que acudir a la casa de la partera es una experiencia totalmente distinta a la de acudir a un consultorio tradicional. El aroma a lavanda te inunde desde la entrada y las tiernas suculentas te brindan un sentimiento de familiaridad, esa es la intención de ese espacio.
“Lo que se busca es la cercanía”, explica Erika Jocelyn González Espino, partera con 15 años de experiencia, “las parteras como tal no tenemos consultorios, más bien es nuestra casa donde recibimos a la gente”, continua. Desde el uso de plantas hasta el uso del cuerpo, la labor de la partera se encuentra estrechamente ligado con lo corporal, por lo que contrario a lo estipulado por la academia, el uso de consultorios tradicionales resulta ajeno a su trabajo diario.
Erika se acercó a la partería al ser atraída por la mirada horizontal que ofrece ésta noble profesión. “En la partería encontré ésta perspectiva de regresar a cada mujer su posibilidad por decidir, regresarle su cuerpo, su proceso fisiológico y el acompañamiento. Es distinto de lo que se hace en lo académico, independientemente de la carrera, siempre hay un ejercicio de poder. Fue en la partería donde encontré una mirada más horizontal, donde sí, yo voy a estar aquí y sí, voy a recibir a tu bebé, pero acompañándote y acompañando tus decisiones”.
Lamentablemente, en nuestro país el escenario para la atención de mujeres embarazadas es deplorable. El ejercicio de la violencia obstétrica es una práctica muy común, sobretodo en institutos públicos de salud, como hospitales o clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que encabeza la lista de incidencia de maltrato durante la atención obstétrica con el 40.8 por ciento (según gráfico elaborado por el Grupo de Información en Reproducción Elegida, GIRE), seguido de otros hospitales o clínicas públicas de la entidad federativa (38.7 por ciento) y centros de salud (34.7 por ciento).
Las principales manifestaciones de este tipo de violencia son los gritos o regaños con el 37.42 por ciento, retraso en la atención “por gritos o quejas” de la usuaria con el 34.44 por ciento y por ignorar a la paciente con el 33.11 por ciento. “Hay muchos ejercicios de poder en la violencia obstétrica que son de lenguaje y de actitud. De igual forma no solo son las acciones ejercidas las que violentan, sino también las omisiones, esas son otra forma de ejercer la violencia. Por ejemplo, desde el no proporcionar las posibilidades de tratamiento que puede recibir una mujer durante su embarazo, cuales son y en donde puede tomar decisiones, al igual de los momentos en los que se les va a pedir o no su opinión”, expresa Erika.
Querétaro es uno de los estados con mayor incidencia por violencia obstétrica, ocupa el tercer lugar con el 34.6 por ciento, la lista es encabezada por la Ciudad de México con el 36.5 por ciento, seguido por el Estado de México con el 36 por ciento, Tlaxcala ocupa el cuarto lugar con el 34.2 por ciento y Morelos el quinto lugar con el 33.7 por ciento.
Desde el 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) proporcionó un listado de 56 recomendaciones para el parto, no solo para reducir las intervenciones innecesarias, sino también para mejorar la experiencia de las mujeres embarazadas. El parto respetado es un concepto puesto en práctica desde la partería, y desde su experiencia en el campo Erika lo explica:
“El parto respetado no se refiere al momento en específico de nacimiento, sino es el acompañar a la mujer embarazada a apropiarse de su voz y el que ella misma pueda reconocerse protagonista de su proceso; es decir, que pueda estar informada de qué esperar, porque además no existe una educación de las sexualidades humanas en los diferentes niveles educativos desde un enfoque de género y con un enfoque global, que no sea sólo genital o exclusivamente falocentrista o de relaciones coitales, sino que contemple todos los cambios fisiológicos que tanto hombres y mujeres atraviesan.”
Otra problemática que menciona la partera es que las parejas llegan al embarazo sin tener conocimiento alguno de qué esperar, lo que implica el hablar de la gestación y de todas las posibles vías que podría tomar. “No todos los bebés, no todos los embarazos van a llegar al final. Por esa razón hay bebés prematuros o aquellos casos donde el bebé no llega al espacio terrestre. Este es el motivo por el que considero que, al hablar de un parto respetado, también implica el hablar de todos los procesos que pueden surgir previos al parto”.
Además de priorizar que la mujer sea escuchada y reconocida como protagonista de su proceso, el parto respetado les brinda la oportunidad a las mujeres de escoger a sus acompañantes en el momento del parto; la libre deambulación durante el trabajo de parto; el no realizarles intervenciones médicas de rutina, sino que se individualice la atención acorde las necesidades de las mujeres; permitirles ingerir alimentos y bebidas durante el trabajo de parto; optar por posiciones verticales y que favorezcan el trabajo de parto; y finalmente, el no apresurar el pujo, “es necesario que se permita que la mujer se conecte con su momento fisiológico de sensación de pujo y acompañarla en esos momentos”, expresó Erika.
Una vez que nace el bebé el concepto de parto respetado se enfoca en él y es necesario permitir cuatro cosas primordiales: el corte tardío del cordón umbilical, mínimo tres minutos o esperar a que éste se aplane, alargue y se vea blanco; colocación piel a piel con su madre; inicio temprano de la lactancia en la primera hora de vida; y alojamiento conjunto. González Espino explica que el pesar y medir al bebé podría realizarse luego de quince o veinte minutos, porque son acciones no indispensables para su vida, y resulta mucho más importante priorizar el primer contacto piel a piel.
“Parece muy simple y fácil, porque no hay necesidad de cambio de infraestructura de un hospital. Lo único que se necesita para realizar la estrategia de parto respetado es una sensibilización y reeducación de quienes trabajan el parto. No se necesita de nuevos espacios, o de nueva infraestructura, o de invertir dinero en nuevas instalaciones. Realmente con lo que hay se pudiera realizar muchísimo, la realidad es que lo que se necesita es acompañar desde la fisiología”, finalizó la partera.