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Subregistro de feminicidios: Falta perspectiva de género en investigaciones

La falta de perspectiva de género en la tipificación de los asesinatos de mujeres en el país sigue presente hasta días recientes. Sentencias como el de Campo Algodonero, Mariana Lima Buendía y, en un contexto local y más actual, el de Valentina, son algunos de ellos. Las jóvenes son revictimizadas debido a que sus muertes violentas no son tratadas como feminicidios, tal y como lo indicó, en 2015, la sentencia Mariana Lima, emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En lo que va del año, las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, detallan que en el estado se han registrado nueve casos de feminicidio, desde enero a septiembre de 2022. Esto posiciona al estado por debajo de la media nacional de 1.05 feminicidios por cada 100 mil habitantes mujeres, siendo la cifra de 0.99 feminicidios por cada 100 mil mujeres.

Por su parte, el municipio de Querétaro registra cinco de los antes mencionados nueve casos, lo que lo ubica como el lugar 29 en la escala de los municipios donde más mujeres son víctimas de un feminicidio.

Aunque estas cifras de feminicidios, se contradicen con las proporcionadas el pasado mes de agosto por la titular del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Mariela Ponce Villa, quien a fecha del 16 de agosto, comentó que se habían registrado ya 10 feminicidios en el estado.

La diferencia en la tipificación de los delitos, ya sea feminicidio u homicidio, radica en el componente de las razones de género en el delito, tal y como manifestó la activista y abogada, Maricruz Ocampo Guerrero. Ella encuentra la principal diferencia en la forma en la que se investigan los delitos: “el feminicidio requiere que se investiguen las condiciones personales de la víctima, si existió violencia previa, si había recibido amenazas por parte del agresor, las condiciones familiares, etc. En el homicidio doloso, por lo general, la investigación se limita a lo ocurrido al momento de los hechos y no se toman en cuenta las situaciones de desventaja y violencia previa”, apuntó en entrevista para Tribuna de Querétaro.

«Todas las muertes violentas de mujeres deben investigarse como feminicidio y de no cumplir con las razones de género».

Además, Ocampo Guerrero ratifico la importancia de dos casos en particular, Campo Algodonero y el de Mariana Lima; respecto al primer caso, lo ve como un gran logro para el reconocimiento de la violencia en contra de la mujer en nuestro país, y sobre el segundo caso, menciona que, gracias a su sentencia, se tiene una forma de proceder para ciertos delitos: “todas las muertes violentas de mujeres deben investigarse como feminicidio y de no cumplir con las razones de género, entonces reclasificarse como homicidio o suicidio”.

El caso de Valentina, ejemplo de confusión

El caso de Valentina, la joven de 17 años que fue asesinada presuntamente por Luis Fernando “N”, el pasado 5 de septiembre, levantó polémica, ya que, en primera instancia, los cargos que al acusado se le imputa son por homicidio calificado, y no por feminicidio.

Dicha acción de la Fiscalía General del Estado, fue cuestionada por el gobernador del estado, Mauricio Kuri González: “Primero necesito platicar con el fiscal para que me diga por qué se está investigando como homicidio, en mi opinión personal y con base a la poca información que me han compartido se debe de investigar como feminicidio”, destacó el mandatario a título personal, según aclaró.

La Fiscalía General del Estado, argumentó que, por la falta de pruebas, el caso pasaba a ser considerado un homicidio. El caso de Valentina, no hace más que cuestionar el cómo se está llevando a cabo la tipificación de los delitos en contra de la mujer en el estado.

Durante la audiencia de Valentina, la asesora jurídica del Instituto de la Defensoría Pública Federal, dijo que pedía reclasificación del caso a feminicidio. En sus motivos, leyó lo que dice la Organización de las Naciones Unidas y el Código Penal Federal, acerca de la violencia de género.

Detalló que las heridas de la joven debían ser consideradas como “degradantes”, ya que se le encontró con heridas en cara, cuello y hombros. Además, señaló que Luis Fernando “N” era “celoso” y amenazaba a Valentina con quitarse la vida, por lo que había antecedentes de comportamientos violentos.

Sin embargo, la jueza consideró la reclasificación inamovible, puesto que en la audiencia anterior contaban con la presencia de otra asesora jurídica, y cuando la fiscalía dijo que era homicidio calificado, ella estuvo de acuerdo. Y no había antecedentes de violencia, porque no se abrió una carpeta de investigación por parte de Valentina, referente a la mencionada violencia en su noviazgo.

Su decisión no aplicó criterios para juzgar con perspectiva de género establecidos en el protocolo elaborado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ser sensibles  para “entender y visibilizar las particularidades que rodean el caso concreto” que se estudia para entender mejor las circunstancias de la parte en desventaja.

También aseguró que la resolución a la violencia de género solo iba a ser conforme a lo que dice el Código Penal del Estado de Querétaro, en el artículo 126 BIS, no por normativas nacionales o internacionales. Y que consideraba que la fracción I , II y V, no se cumplían con objetividad porque se especifica que tienen que ser lesiones degradantes; para la jueza, lo degradante sería que una parte del cuerpo de Valentina le fuera cercenada.

Esclarecer estos criterios de diferenciación entre feminicidio y homicidio culposo, brindará una mayor seguridad de que se visibilicen las condiciones en las que viven las mujeres del estado, como la propia Maricruz Ocampo lo menciona, tipificar como homicidio doloso evita ver más allá: “En cambio el homicidio doloso, no reconoce las condiciones de desigualdad y discriminación que viven las víctimas y que se vuelven condiciones que germinan la violencia».

Cecilia Gabriela Velázquez

Estudiante de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro. 23 años; amante del rock clásico.

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