Con que muy preocupado por la democracia…

Desde luego que monseñor Martín Lara Becerril tiene derecho a opinar sobre asuntos políticos, incluso tiene derecho a exhibir sus prejuicios y fobias personales. Pero alinearse con el PRIAN, en su condición de vicario general y vocero de la Diócesis de Querétaro, le podría estar causando un daño a la institución católica. Sin un solo argumento jurídico, plegado a las balandronadas políticas de los partidos que encarnan el Antiguo Régimen en Resistencia, lo suyo parece más bien una tara de antiguas lealtades.
Es ir en a contrapelo de las preocupaciones mayoritarias de la población, y particularmente de la población históricamente excluida de los privilegios que defiende la élite que sigue sin entender su desplazamiento del poder. ¿O es una ingenuidad? Sería peor. Por supuesto que sumarse al sonsonete de que ‘el INE no se toca’, habla de una visión simplista y superficial del orden jurídico, alejada además del sentir mayoritario de los mexicanos. Hay que recordar que, en la elección de 2018, contra el proyecto del PAN se manifestaron 78 de cada 100 electores y contra el proyecto del PRI, nada menos que 85 de cada 100.
Por supuesto que el INE sí se puede tocar. En voz baja, funcionarios del propio instituto admiten los excesos de su obesa y onerosa estructura, y sonríen socarronamente cuando su alto mando presenta la defensa de privilegios de la élite burocrática como defensa de la democracia. Nadie puede restarle importancia a la función de Estado que realiza el INE, pero es cínico sostener que se esté atentando contra el voto libre. Contra su naturaleza, el árbitro electoral ha entrado a la cancha, se ha aliado con algunos jugadores y ha adoptado un beligerante discurso para debilitar a otros jugadores.
Que Lara Becerril comience por su casa y observe las premisas de su fe. Que predique con el ejemplo y antes de ver la paja en el ojo ajeno vea la viga en el propio. ¿Muy preocupado por la democracia? Que empiece por casa, haga un examen de conciencia y nos diga cómo se vive la democracia al interior de la institución católica. Estoy seguro de que el funcionario eclesiástico ni siquiera se ha tomado la molestia de leer y, menos aún de analizar —ya no digamos entender—, las iniciativas de ley que integraron el paquete constitucional y las que forman el llamado plan B.
No olvidemos que, en 2021, por una fobia personal, el vicario de la Diócesis de Querétaro recibió un exhorto del organismo nacional responsable de combatir la discriminación, y le aconsejó que guarde sus prejuicios, cuide sus palabras y no fomente el odio y la intolerancia. De por sí la iglesia católica en Querétaro lleva años en franca caída libre y todos los días pierde feligreses… y ahora uno de sus dirigentes se nos aparece abiertamente alineado con el segmento más repudiado de la vida pública. ¿A dónde quiere llegar?