Sólo para nostálgicos

La CTM

El presidente de 1934 a 1940, Lázaro Cárdenas, desde el inicio de su gobierno tuvo que luchar para quitarse la influencia política y de organizaciones afines a Plutarco Elías Calles, entre ellas la poderosa Confederación Regional Obrera Mexicana, liderada por Luis N. Morones, quien fundó el Partido Laborista Mexicano que postuló a Elías Calles y a Álvaro Obregón.

Cárdenas, para consolidar su poder, decidió crear organismos campesinos y sindicales: entre junio de 1935 y abril de 1936 se funda el Comité Nacional de Defensa Proletaria como apoyo a los sindicatos obreros.

Del 26 al 29 de febrero de 1936 se llevó a cabo el Congreso Constituyente de la central sindical nacional bajo la influencia presidencial como respuesta a las demandas obreras; el presidente reivindicó el papel del Estado como árbitro entre el capital y el trabajo.

De ese Congreso surge la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Fue obra de dos organizaciones obreras: el Comité de Defensa Proletaria y la Confederación General de Obreros y Campesinos, liderada por Vicente Lombardo Toledano, con el apoyo de la Federación Sindical del Distrito Federal, encabezada por Fidel Velázquez, Fernando Amilpa y Alfonso Sánchez Madariaga; la Confederación Sindical del Estado de Puebla, con Blas Chumacero al frente; y la Federación de Trabajadores del Distrito Federal, con Jesús Yurén como secretario general.

El lema de la CTM era Por la emancipación de los trabajadores; el primer secretario general de la CTM fue Vicente Lombardo Toledano.

Fidel Velázquez buscaba la secretaría general de la CTM el 3 de noviembre de 1939; participó en la comisión para notificar al general Manuel Ávila Camacho de su nominación a candidato presidencial. Así, desde esa situación muy poderosa, apoyada por Ávila Camacho, Velázquez se perfiló como candidato único para suceder a Lombardo.

El 27 de febrero de 1941, Fidel Velázquez Sánchez fue nombrado secretario general de la CTM por un periodo de dos años. De inmediato se dio a la tarea de expulsar a todos los afines a Lombardo Toledano y logró un control absoluto de la central que le permitió reelecciones por más de cincuenta años, salvo el periodo de 1947 a 1950 que estuvo al frente de la central Fernando Amilpa, miembro de los llamados “cinco lobitos”, formado por Fidel Velázquez, Fernando Amilpa, Jesús Sánchez Madariaga, Blas Chumacero y Jesús Yurén.

El origen de los “cinco lobitos”, se remonta a la época en que Fidel Velázquez formaba parte de la CROM y decidió romper con la organización en 1929; el líder de la CROM, Luis N. Morones, calificó el rompimiento como de “lombrices que parten a un destino incierto”. Al día siguiente, un sindicalista, Luis Araiza, le responde: “Torpe de usted, Morones, que en su calenturienta imaginación ve lombrices. Profunda su equivocación, porque los que usted califica de lombrices son cinco lobitos que pronto, muy pronto, le van a comer todas las gallinas de su corral”.

Esos cinco lobitos fueron diputados y senadores, siempre apoyados por la CTM.

En la época de Fidel Velázquez se hicieron famosos los sindicatos “blancos”, que dejaban en la indefensión a sus agremiados; los líderes regionales de la central se reelegían una y otra vez.

El movimiento ferrocarrilero, encabezado por Demetrio, fue calificado por Fidel Velázquez como desestabilizador y comunista. La Central Obrera bajo su dirigencia se caracterizó por no apoyar los movimientos sociales como el del 68.

El 9 de octubre de 1972, Velázquez encabezó en Cuernavaca, Morelos, un acto de protesta contra el obispo Sergio Méndez Arceo y los 14 sindicatos que habían desertado de la CTM. Condenó el apoyo que les había brindado el obispo.

Y los nostálgicos recuerdan la agresividad política de Fidel Velázquez hacia la oposición; y queda muy clara con sus palabras: “con balas llegamos, y sólo con balas nos sacarán”. rangel_salvador@hotmail.com

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