Movilidad: La masa ciclista toma la ciudad

Elías Canetti, escritor búlgaro, conceptualizó a la masa como un movimiento que busca crecer, en el cual se pierde el miedo y se busca la igualdad entre sus miembros (palabras más, palabras menos). ¿En qué momento el grupo de 500 ciclistas congregados en Cerro de las Campanas evolucionó de grupo a masa?
Dice Canetti:
“El acontecimiento más importante que se desarrolla en el interior de la masa es la descarga. Antes de esto, a decir verdad, la masa no existe”.
En la salida, veíamos sólo a un grupo de ciclistas. En un reducido espacio, las bicicletas comenzaron a salir, lentamente y a veces casi chocando por el tráfico que se hizo.
Poco a poco se desplegaba la diversidad de bicicletas. La gran mayoría eran de montaña, una que otra eléctrica, apenas una de ruta y una Qrobici colada. Había carritos para llevar a los bebés, pero también a los perritos, que acudían gustosos a la ruta nocturna por los 14 años de Saca la Bici.
Al salir a avenida Universidad, la rodada tomó ritmo. En el cruce de Tecnológico, un automóvil toca el claxon en señal de apoyo. En ese momento, llega la descarga y el grupo se convierte en una masa ciclista que rueda para tomar las calles y exigir un alto a la violencia vial.
“En la descarga, se desechan las separaciones y todos se sienten iguales… se siente un alivio”.
agrega Elías Canetti
¿Qué sigue? El impulso de destrucción, de rediseño, de repensar la movilidad.
En la oscuridad de la noche, iluminada en tramos sólo por las luces de la bicicleta, muchos pensamientos vienen a la cabeza. Uno de ellos es el carácter subversivo de tomar la calle en una ciudad predominantemente cochista, una agradable sensación de la brisa primaveral, un día en que el calor extremo dio una tregua.
Ya con el ritmo y la descarga consolidados, el recorrido puede enfocarse a otras metas. Hay que alcanzar a esa bici tipo motocicleta que traía el ritmo, escucha la letra, sigue el ritmo y sigue las luces tipo antro:
“Yo quiero bailar, muchachos, la huaracha sabrosona. Con una linda muchacha. Que sepa bailar guaracha”.
La calle 15 de Mayo estaba repleta de ciclistas desde Damián Carmona a avenida Circunvalación. Esa escena permitía ver el despliegue de ciclistas y cómo las calles tenían nuevos usuarios. En Constituyentes el ánimo festivo seguía. Al llegar a la Alameda, la masa detiene la velocidad, pero no la enjundia.
El cuello de botella ciclista entra lentamente al Centro Cultural Manuel Gómez Morín. La masa ya no podía crecer más, llegó a su tope y su descarga comenzaba a agotarse. Congregados en la noche, se reúnen por última vez para oír un discurso, el mensaje central de esta celebración: paz vial.
Para lograr ese objetivo, era necesario repensar la forma en cómo se diseñan las ciudades, según Gabriela Cobos López, integrante del Consejo Directivo de Saca la Bici, quien dio el mensaje principal esa noche.
“Esta planificación, diseño y construcción nos lleva a tener una paz vial y a eliminar los riesgos y lesiones por tránsito. Las ciudades y carreteras son diseñadas para automóviles, no las personas, hay que repensar la movilidad para centrarla en las personas y lograr la paz”.
Cuando representantes de la Secretaría de Movilidad tomaron la palabra, hubo un momento de silencio, lo cual fue aprovechado por un grupo de personas que gritaron: “queremos más ciclopistas”. La masa no secundó el llamado. Se restableció el audio y el protocolo nocturno continuó.
“La masa existe mientras tenga una meta inalcanzada”, señala Canetti. Por esta noche, el movimiento y el impulso han cesado. Tras el pastel de festejo, el recinto comienza a vaciarse y el gran contingente se divide en grupos pequeños. Hay quienes van a Candiles, otros para el Cerro de las Campanas y quienes van al mismo sitio mucho más rápido porque ya no hay automóviles sobre Constituyentes.
La meta, la paz vial, no se concretó esa noche. La masa ciclista volverá a unirse cuando se disponga la necesidad de visibilizarse: festejar un aniversario, tomar la calle, exigir justicia o explorar la ciudad bajo una panorámica distinta. La masa abierta llegó a su tope, descargó la emoción de tomar una calle y finalmente, vuelve a casa.