Mujeres indígenas, triplemente discriminadas
Las mujeres indígenas en el estado de Querétaro son víctimas de discriminación por tres razones: por ser mujeres, por ser indígenas y por ser pobres, destaca la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) en el estudio “Panorama socioeconómico de la Población Indígena de Querétaro”, lo que las coloca en desventaja respecto a los hombres.
Por otro lado, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 45.1 por ciento de las mujeres indígenas del país vivía en zonas rurales en 2016. Uno de los municipios que cuentan con mayor población indígena del país es Amealco de Bonfil.
Además, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el país y en Querétaro se mantiene una brecha significativa entre la población indígena y la no indígena en cuanto al acceso al derecho de la educación, sobre todo en las mujeres indígenas, pues son quienes presentan los mayores niveles de analfabetismo y menor escolaridad.
El BID publica lo anterior, retomado por el Inegi (2016) en el documento “Estadísticas a propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas”.
De acuerdo con las cifras de la CDI (2009) las mujeres queretanas indígenas presentaban un mayor número de inasistencia escolar respecto a los hombres, mientras los hombres presentan un 54.6 por ciento, las mujeres indígenas representan un 59.6 por ciento en una edad de 15 a 17 años. También tenían un índice de analfabetismo mayor: las mujeres alcanzaron un porcentaje de 23 por ciento y los hombres, 21.8 por ciento, mientras que según un estudio del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en su estudio “Panorama Educativo de México” solo un año atrás la población de Querétaro, en general, tenía un porcentaje de 1.4 por ciento en analfabetismo en edades de 15 a 24 años.
Violencia desde las autoridades
Blanca Isela Gómez Jiménez, coordinadora de la Especialidad en Desarrollo Comunitario de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, consideró que las personas indígenas son usadas tanto por los partidos políticos como por las autoridades en turno, pues las ven como potenciales votos. Se les usa de manera acrítica, para fines que convienen a las autoridades, para los partidos políticos o un proceso de filiación política.
En el caso concreto de las mujeres, otra forma de discriminación es no solamente utilizarlas como personas, sino también usar su condición de mujer, “como la que siempre necesita ayuda, la que siempre necesita protección, capacitarla porque no sabe”, señaló la académica.
En el año 2000, el asunto del género como política de transversalización llevó a las comunidades, tanto indígenas como no indígenas, la presencia de programas “y vamos a llamarlo: políticas públicas”, comentó.
Una segunda cuestión es que existe un uso discriminatorio tanto de la imagen que se ha generado en torno a una mujer que no sabe cómo responder ante la vida, ante sus circunstancias y ante su contexto, que hay que reeducar, rehacer y moldear así como el hecho de que lo que vende es la imagen de las mujeres y que hay que poner en los resultados de la administración.
La tercera cuestión tiene que ver con nombrarse sujeto de derecho y sujeto de crédito. Sujeto de derecho porque tiene que ver tanto con los derechos humanos como con los múltiples acuerdos internacionales para dar cuenta de que las mujeres tienen derechos, como a la vida, a la seguridad, al trabajo, a la educación y a otras cuestiones como las ciudadanas que son, manifestó.
Se les visualiza como sujetos de crédito porque siempre se les pide el acta de matrimonio, que el esposo firme por ellas o les piden algo a cambio; no existe la confianza en que las mujeres se hagan cargo de un proyecto productivo o que puedan ser pequeñas empresarias.
Hay derechos que son afines a las mujeres por su condición vulnerable y su condición de atraso. “Nos hemos dado cuenta que las mujeres siguen siendo las que menos van a la escuela, las que menos van (acceden) a los servicios de salud”, lamentó Blanca Isela Gómez.
Se les juzga de igual manera, cuando van a las clínicas cuando tienen que parir, el por qué tienen tantos hijos y por qué no se colocan un dispositivo intrauterino o algo así; eso va en contra de un derecho de salud y también desde la cosmovisión de los pueblos indígenas, alertó.
Causas de discriminación
La catedrática señala que existen factores que determinan la discriminación a este sector, como sus rasgos indígenas, que no tienen acceso a servicios ni derechos, que hablan una lengua distinta. Explica que algunos autores coinciden en que esta cuestión de discriminación tiene que ver con el proceso de colonización que hubo en América; todas las características juntas de las mujeres indígenas se vuelven factores de discriminación por parte de autoridades y transeúntes; la sociedad homogénea no acepta las diferencias y no existe la suficiente empatía.
Otra manera de discriminación tiene que ver con la palabra María; “se nombra quién sabe a quién”: a la artesana que vende su mercancía, a mujeres vendedoras ambulantes, que son indígenas, campesinas, con trenzas en el cabello, con vestidos diferentes y otro idioma al hablar.
Tanto la expresión “Marías”, así como creer que deberían vender en otro lado, uno bonito y atractivo; “no nos gusta que esté allí enfrente ni que sea la carta de presentación de nuestro bellísimo Patrimonio cultural de la humanidad”, como cuestiones sutiles, expuso la académica.
Mujeres indígenas asumen y enfrentan múltiples responsabilidades
De acuerdo con la especialista y catedrática de la Universidad, hay otras maneras de discriminación, como cuando una mujer que carga a un niño en la espalda está vendiendo servilletas y resulta molesto que entren a un establecimiento a venderlas; no existe una reflexión de cuánto le costó a esa mujer hacer esa servilleta y las necesidades que tienen en sus comunidades de origen, o sus requerimientos más urgentes.
Además de trasladarse para poder llegar a otra región a vender su mercancía, la mujer indígena asume el rol de jefa del hogar con todas sus responsabilidades: la preparación de alimentos, limpieza de la casa, lavado de ropa, reparación de prendas, atención a los niños e intercede de manera directa como responsable del cultivo del maíz: siembra, desyerba, fumiga y cosecha, mencionan distintos documentos la CDI.
Gómez Jiménez señala que existe una organización de vendedoras ambulantes de artesanías y en un momento tuvieron que empezar a generar una forma de defensa ante los inspectores del municipio, que no las dejaban vender y les levantaban sus artesanías; el grupo tuvo que crear canales de comunicación con la misma autoridad para solicitar que no se les tratara de esa manera y se les respetara.
*Centro Universitario de Periodismo de Investigación (CUPI)