
“Quien osa dudar o disentir acaba censurado, callado, etiquetado como enemigo del pueblo o causante de la hecatombe de Bérgamo”.
-Federico Bertoni
Para iniciar el razonamiento, cito a Jacopo Rosatelli: “¿Cómo se puede formar ciudadanas y ciudadanos democráticos capaces de ejercer y defender sus derechos de trabajadores y trabajadoras si no se da el ejemplo?”. Interrogante por demás esencial para comprender la lucha de maestras, maestros y, por supuesto, de la clase trabajadora.
El pasado 27 de agosto, militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), pertenecientes a la Sección VII (Chiapas), se manifestaron en tierras del sureste mexicano ante la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Dicha situación molestó al Ejecutivo Federal y, por ello, descalificó a la Coordinadora, equiparándola con la ultraderecha nacional. La cólera del presidente no permitió que su mesura y prudencia lo ayudaran a comprender que la CNTE lo reconoce como autoridad indicada para escuchar y atender las demandas del pueblo.
Asimismo, AMLO pasó por alto la historia de lucha que posee la CNTE y su combate contra los gobiernos conservadores y neoliberales. Olvidó que el gremio disidente-magisterial mantuvo una resistencia implacable contra la Reforma Educativa del sexenio pasado y, causa de ello, cesaron, reprimieron, asesinaron, golpearon, persiguieron, denostaron y vilipendiaron al profesorado. Además, López Obrador también omitió lo que estipula el Artículo Tercero Constitucional –reformado en su sexenio-, que a la letra dice: “Las maestras y los maestros son agentes fundamentales del proceso educativo y, por tanto, se reconoce su contribución a la transformación social”.
Si bien, la cita anterior admite la importancia del profesorado en la construcción de una sociedad distinta, no reduce su accionar a la actividad pedagógica o didáctica, ni mucho menos limita su participación política; por el contrario, consiente la contribución del sector magisterial en los asuntos de carácter público. Es por ello que la Coordinadora mantiene vigente aquella consigna que vitorea en cada una de sus marchas: “El maestro luchando también está enseñando” y, junto con ella, se agrega, emula y altera la máxima de Salvador Allende: “Ser maestro y no ser revolucionario, es una contradicción hasta pedagógica”.
Ojalá que AMLO reconozca que él y el partido político que lo arropa (MORENA) no son la única opción para acceder a la democracia y, sobre todo, comprenda que la vía electoral tampoco es suficiente para resolver los problemas sociales que padece la clase trabajadora en México. López Obrador debe aceptar que no ha cumplido el compromiso que hizo en un mitin en el Estado de Tabasco en 2017 mientras era candidato a la presidencia, donde manifestó: “Quiero enviar un mensaje a todo el magisterio nacional, a los maestros que están organizados en la CNTE, a los maestros organizados en el SNTE, a todos los maestros de México, maestras y maestros de México. Quiero aquí, desde mi tierra, desde mi agua, hacer el compromiso con todo el magisterio nacional que, al triunfo de nuestro movimiento, se va a cancelar la mal llamada Reforma Educativa. […] No se va a seguir humillando al magisterio nacional”. Hasta el día de hoy, tres años después del triunfo de AMLO como presidente, la “mal llamada Reforma Educativa” sigue vigente, pues el magisterio nacional se encuentra subyugado a un régimen de excepción laboral, se emplean planes y programas de estudio para la educación básica que emitió el régimen neoliberal anterior (de Peña Nieto), la relación de bilateralidad (sindicato-patrón) quedó en el olvido pues, el ingreso, promoción y cambios de centros de trabajo son controlados por la parte patronal, omitiendo la intervención sindical. Si bien, se anularon los efectos punitivos de la Reforma Educativa anterior, continúa la esencia del contenido laboral y administrativo en el decreto del 15 de mayo de 2019 que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de los artículos 3, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia educativa.