El Códice de la Cruz-Badiano: sus antecedentes

Tras la caída de México-Tenochtitlan en 1521, la denominada Nueva España fue sumergida en una etapa de oscurantismo y rapiña, los europeos, sabiéndose vencedores, buscaron a toda costa apoderarse de bienes, tierras, almas, esclavos y saberes, imponiendo un ‘Nuevo Mundo’ con la espada y la cruz. La conquista del valle del Anáhuac desarticuló memorias, costumbres y creencias. Con el asalto definitivo sobre Tenochtitlan, los mexicas abandonaron la ciudad y se establecieron en Tlatelolco, lugar donde los ‘cristianos’ aun no llegaban, pues se habían quedado en Coyoacán, donde ahorcaron a Macuilxochitl, rey de Huitzilopochco y al rey de Culhuacan, Pizotzin. La barbarie hispana no tuvo límites a Tlacatécatl de Cuauhtitlan, al Mayordomo de la Casa Negra, a tres sabios de Ehécatl, de origen tezcocano, los lazaron a los perros para que los comieran vivos.
Se repartieron los pueblos y a sus habitantes como esclavos. Las penurias de los mexicanos se expresan en el mensaje enviado por el rey de Acolhuacan Tecolotzin “Oigan por favor los mexicanos tlatelolcas,: arde, se calcina su corazón y su cuerpo esta doliente. De igual modo a mi me arde y se calcina mi corazón. Los cristianos dondequiera cogen lo nuestro, nos lo van quitando. Se acabó el habitante de este pueblo”, y aún así “lucharon y batallaron las mujeres de Tlatelolco lanzando sus dardos, golpeando al invasor y persiguiendo a los enemigos” (León-Portilla, Visión de los vencidos: relaciones indígenas de la conquista).
El comportamiento salvaje de los extranjeros los llevo a extremos casi suicidas, pues con esa furia vehemente del conquistador, destruyeron templos, esculturas sagradas y gran cantidad de documentos prehispánicos, donde los científicos indígenas habían sistematizado los grandes conocimientos adquiridos por siglos de observación y experimentación.
En 1522, a sólo un año de la caída de México Tenochtitlán, se celebra el primer juicio de la inquisición monástica contra un nativo de nombre Marcos y ya en 1524 se mandan a la hoguera a varios nativos acusados de ‘idolatría’ bajo la orden del comisario de la Inquisición Fray Martín de Valencia. En 1539 se quemó vivo al cacique de Texcoco Carlos Chichimecatecuhtli, acusado de ‘hereje dogmatizante’ bajo las ordenes de Fray Juan de Zumárraga primer obispo de México.
La avaricia de los ibéricos y la furia inquisidora de la iglesia, sumergieron al Nuevo Mundo en una crisis profunda: sublevaciones continuas, inundaciones, desastres y pestes, tan grave era la situación que el propio Fray Juan de Zumárraga, principal representante de la iglesia católica y primer Inquisidor oficial en la Nueva España, viendo el desastre en que se encontraba este Nuevo Mundo, escribió una carta, en 1528, al Rey de España, señalando que “sólo un milagro puede salvar a la Nueva España para la cristianidad”, y para 1931 se da el ‘milagro’, en el Cerro del Tepeyac, le aparecen a Juan Diego, mientras éste caminaba rumbo a Tlatelolco, a Santa María Tonantzin, Virgen de Guadalupe, pero este ‘milagro’ no fue suficiente, la barbarie hispana era demasiada.
Los peninsulares militares y civiles depredadores, no se dieron cuenta que al destruir los documentos indígenas les sería imposible la conquista natural del Nuevo Mundo. Los eclesiásticos, con otra visión, observaron que el Nuevo Mundo, a pesar de los milagros, se desmoronaba para la cristiandad, por ello impulsaron la sistematización del conocimiento indígena en diversos libros, uno de estos fue el conocido como Códice de la Cruz-Badiano cuyo nombre en latín es Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis, escrito por Martín de la Cruz y Juan Badiano, dos indígenas del Valle de México, este libro contiene 140 páginas, 89 de las cuales están ilustradas. Este ‘librito’ se elaboró por encargo de Francisco de Mendoza para lograr dos objetivos: mantener el subsidio real al colegio de Tlatelolco y mostrar al Rey un producto más de ese gran portafolio de negocios que represento la invasión europea.
El Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis, conocido como Códice de la Cruz-Badiano, es una obra importantísima, no sólo por su contenido o por su calidad artística, este códice es una pequeña muestra del nivel de conocimiento que alcanzaron los pobladores originarios del llamado Nuevo Mundo. Es evidencia de la superioridad cultural de los mexicas sobre los hispanos, porque mientras éstos creían que la salud o la enfermedad era bendición o castigo divino, y que rezar era un procedimiento idóneo para acallar los sufrimientos, los nahuas habían probado experimentalmente los beneficios terapéuticos de una amplia diversidad de plantas, hongos, insectos, arácnidos, minerales y órganos animales.
Desgraciadamente el proceso de conquista y colonización del México profundo, como lo denominó Bonfil Batalla, aún permanece, ya que este libro, como otros, rescatados y conservados, siguen estando en manos de la sociedad blanca, y aunque algunos han sido liberados en los medios electrónicos, como es el caso del Códice de la Cruz-Badiano, éste, como otros, siguen sin traducirse al español y sin ser difundidos en los idiomas originales, para regresarle a los pueblos indígenas su conocimiento.