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Morir “positivo a” Covid-19

Morir es un evento que invariable e inevitablemente le ocurre a todo ser vivo, puede ser por causas naturales, por la exposición recurrente a fuerzas estresoras o como consecuencia de comportamiento individual y colectivo. El torbellino sensacionalista en torno al Covid-19, aún vigente, cual terrorismo mediático, ha provocado efectos negativos no cuantificados todavía, pero el más evidente es el miedo exacerbado que estimuló el autoritarismo, la imposición de medidas pseudosanitarias y contradictorias como el tapete “satanizante”, un verdadero lodazal a la entrada de todo comercio, la medición burocrática e ineficiente de la temperatura corporal, el encierro en cárceles para quienes no usaron el cubrebocas, el asesinato en pos de la vida, la violencia intrafamiliar y el miedo a los abrazos, las caricias y todo signo de amistad.

Es importante reflexionar sobre la experiencia pandémica con la finalidad de aprender y construir respuestas útiles para otros eventos sin caer en las redes de los medios amarillistas y los poderes hegemónicos.

A continuación se describen algunos elementos útiles para reflexionar y contribuir a la toma de decisiones autónomas y no como consecuencia de la sonoridad del cencerro:

  1. Entre las principales causas de muerte a nivel mundial, el Covid-19 se encuentra en doceavo lugar antecedido por los errores médicos y efectos secundarios de los fármacos, el alcoholismo, la diarrea, el hambre infantil, epoc, accidentes cerebrovascular, cáncer, accidentes cardiovasculares y otros;
  2. El 80% de los que fallecieron con un diagnóstico positivo de Covid-19 presentaban al menos una comorbilidad, como son: diabetes, hipertensión arterial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, obesidad, insuficiencia crónico renal, todas estas, afecciones derivadas de un comportamiento inadecuado que incluye un elevado consumo de refrescos embotellados endulzados con alta fructuosa, de azúcar adicionada, sodio, alcohol, tabaco, drogas, fármacos, entre otras.
  3. El no reconocimiento, por parte de la ciudadanía, de la importancia de considerar el riesgo patente del error médico y los efectos secundarios negativos de los fármacos como causa de muerte o elemento sinérgico que precipita el fallecimiento.
  4. Los monopolios farmacéuticos y la OMS aseguraron, previo al proceso de vacunación, que con la vacuna todo volvería a la normalidad, después vinieron el primero, segundo y tercer refuerzo, y aún con ello las medidas sanitarias restrictivas siguieron vigentes.
  5. La OMS y otros organismos internacionales aseguraron que en África ocurriría un desastre y que los niveles de mortalidad serían catastróficos, hoy “asombrados” afirman que no saben porque eso no ocurrió.

El aprendizaje de la experiencia pandémica incluye la necesidad de recuperar la salud perdida eliminando el consumo de todo lo que daña al organismo: los refrescos embotellados, las bebidas alcohólicas, el azúcar, la sal, las drogas, el tabaco, el sedentarismo, el estrés, entre otros; cultivar los afectos y armonizar las relaciones sociales; desarrollar un pensamiento crítico frente a los paradigmas médicos y farmacológicos; exigir cuentas y transparencia a los organismos internacionales y obligarlos a reconocer que algunas de sus predicciones han fallado y que dejen de jugar al oráculo. Aceptar la muerte y aprender a vivir. Reconocer que un organismo debilitado por afecciones crónico degenerativas, mal alimentado, viviendo con odio, frustración y avaricia, es presa de todo amarillismo y sólo es necesario la presencia de cualquier microorganismo para derramar el vaso y precipitar lo inevitable.

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