Bella Ciao

El miedo a debatir

A diferencia de la reforma energética de 2013, en esta ocasión estamos observando verdaderos debates que se dan en el parlamento abierto de la Cámara de Diputados sobre la iniciativa de reforma constitucional del sector eléctrico nacional y en donde, desde el inicio, se da una participación equilibrada y paritaria entre los opositores y los que apoyan dicha iniciativa.

El pasado 22 de febrero, fueron invitados al Foro 23 varios comunicadores que en sus medios de comunicación han expresado opiniones en contra de la reforma. Se invitó a debatir a Víctor Trujillo “Brozo”, a Valeria Moy, a Leo Zuckermann, a Ana Paula Ordorica, a Jesús Silva-Herzog y a Carlos Elizondo, los que tendrían que haber debatido con comunicadores a favor de la reforma, como Jenaro Villamil, Rafael Barajas “El Fisgón”, Pedro Miguel y Meme Yamel.

Pues resulta que, del primer grupo de comunicadores, los que expresan críticas a la iniciativa, de una forma cobarde, nadie se presentó. Fue evidente que una cosa es hacer críticas de manera unidireccional sin que haya réplicas, lo que permite mentir de manera deliberada sin ser desmentido al momento. Y esto lo hacen solamente los que no tienen argumentos para debatir, los que saben que sus argumentos son débiles, los que saben que están mintiendo pues tuvieron la oportunidad de participar en un muy buen foro y debatir con otros de sus colegas que defienden una postura diversa y con los mismos representantes populares.

Es verdaderamente risible la excusa que dio Leo Zuckermann para no estar presente, dijo que tenía que trabajar para mantener a su familia y dio entender que no gana lo suficiente. ¿Pues no que “todos somos Loret”? Muchos pensamos que Zuckermann era otro de los afortunados en ganar 3 millones de pesos mensuales.

La misma actitud asumieron empresas extranjeras generadoras de energía eléctrica, no quisieron ir al Congreso a debatir una reforma de la que se quejan y de la que dicen que saldrían perjudicados. Tenían una magnífica oportunidad de presentar sus datos y sus argumentos, aunque también corrían el riesgo de ser contradichos y exhibidos en sus mentiras.

Este miedo a debatir en público también se deriva de que las empresas extranjeras que se han apoderado de la generación de energía eléctrica en nuestro país no quieren dar la cara, prefieren mandar a sus personeros, incluidos “representantes populares”, que van a defender sus intereses sin que ellos se molesten en estar presentes. Prefieren ser los ventrílocuos y usar a sus títeres.

En 2013 también tuvieron miedo a debatir. Por eso no se organizaron foros de parlamento abierto, por eso coparon los medios de comunicación para propalar sus mentiras, como esa de que iban a bajar los precios de las gasolinas, del diésel, del gas y de la electricidad o como esa de que iban a llegar grandes inversiones al país o de que se iban a generar un gran número de empleos. También por eso censuraron a las voces críticas en muchos medios de comunicación para presentar una sola versión y quitarle a la población la posibilidad de contrastar posiciones, tal y como lo estamos viendo hoy.

A final de cuentas, estas sesiones de parlamento abierto han servido para desnudar dos posiciones claramente diferenciadas: las de aquellos que defienden el futuro de la patria y las de aquellos que, sin pudor, defienden intereses extranjeros, claramente más visibles.

anbapu05@yahoo.com.mx

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