Adultos mayores

Al cumplir sesenta años -sin hacer solicitud, sin tener cita, sin trámite alguno, sin credencial con fotografía- automáticamente se pasa al nivel de adulto mayor -criterio utilizado por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) y otras instancias como la Secretaría de Salud– para sumarse a los 17 millones 958 mil setecientos siete personas que en México tienen más de sesenta años de edad, lo que representa el 14% de la población del país.
El porcentaje mayor de adultos mayores se ubica en personas de entre 60 y 69 años de edad y representa el 56%; de setenta a setenta años de edad es el 30% y de ochenta años en adelante el 14%.
Del total de adultos mayores, 2 millones 993 mil 653 personas no están afiliadas a alguna institución de servicios de salud.
No todas las personas al llegar a los sesenta años se jubilan o dejan de trabajar, hay quienes se mantienen con actividad laboral.
Si bien existen personas que perciben del ISSSTE o IMSS pensión por jubilación por edad avanzada o por viudez, muchas de ellas perciben cantidades que son insuficientes, la única posibilidad que tiene una persona adulta de sobrevivir dignamente es recibiendo la retribución justa por su contribución laboral en el pasado.
Lo que percibe el adulto mayor mensualmente en algunos casos no cubre sus gastos mínimos como alimentación, pagar energía eléctrica, agua, y renta (salvo que sea propietario de su casa), es por ello que muchos trabajan en actividades informales, entre ellas como empacadores en las tiendas de autoservicio.
Los adultos mayores son un grupo de mayor vulnerabilidad por padecimientos crónico-degenerativos y a medida que aumenta la edad, se incrementa el riesgo de enfermedades no sólo físicas, sino mentales que hacen que la persona dependa de familiares para su cuidado diario, lo que significa que una persona deje de trabajar o el cuidado sea alternativo entre los parientes.
Pero nada más son estos problemas los que padece un adulto mayor, también es víctima de segregación familiar, de discriminación en la toma de decisiones, sobre todo cuando vive en casa de hijos o parientes cercanos.
Y en muchos casos son despojados de sus propiedades o bienes, ya sea por parientes o vecinos que los engañan al hacerlos firmar documentos en los que ceden sus propiedades.
En México en apoyo a los adultos mayores el 22 de agosto de 1979, en el gobierno de José López Portillo, a instancias del Lic. Euquerio Guerrero, senador de la República y de la maestra y escritora Emma Godoy, se creó el Instituto Nacional de la Senectud (Insen) que dependía de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública; en octubre de 1980, el Insen recibió por primera vez presupuesto propio.
En enero de 2002 se publicó en el Diario Oficial el decreto por el cual el Insen pasa a formar parte de la Secretaría de Desarrollo Social, cambiando su nombre a Instituto Nacional de Adultos en Plenitud (Inaplen).
El 25 de junio del mismo año se publicó en el Diario Oficial la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, la cual le dio nombre al actual Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), con lo cual el organismo reafirmó su posición rectora y coordinadora en asuntos de vejez.
Con la tarjeta del Inapam los adultos mayores tienen descuentos en el pago del predial –el monto varía en cada municipio-; en la CDMX el transporte público es gratuito; descuentos en transporte terrestre, en vuelos nacionales e internacionales de Aeroméxico, que como adulto mayor concede el 15% de descuento.
Y los nostálgicos que militan en las filas de los adultos mayores desde años, felicitan a sus compañeros en este día, que inicialmente se llamó ‘Día del Anciano’, el 28 de agosto.