Violencia contra las mujeres

La violencia es la acción que se realiza con la intención de causar un daño físico, psicológico o emocional a otra persona, a un grupo o a sí misma.
La violencia contra las mujeres es una violación a sus derechos humanos, porque atenta contra su dignidad, su libertad, contra su derecho a vivir en paz y porque afecta el goce de otros derechos.
Existen diferentes tipos de violencia hacia las mujeres: física, psicológica, económica o patrimonial, simbólica y/o encubierta, mediática, feminicida, sexual, laboral, institucional, familiar, contra los derechos y la libertad sexual, por mencionar algunos.
Se ha hablado mucho de la violencia que es ejercida por los varones hacia las mujeres, sean sus hijas, esposas, parejas, amigas, etc. Sin embargo, y lejos de pretender negar esa realidad o de intentar restarle responsabilidad a la violencia ejercida por los varones, hay que advertir que también existen formas de violencia contra las mujeres, ejercida por otras mujeres, e incluso, violencia de mujeres hacía los varones, o violencia de una mujer hacía sí misma, de eso se habla poco o no se habla.
Muchas mujeres, por sus aprendizajes introyectados y por su historia, tienen actitudes machistas, que muchas veces repiten sin cuestionarse o sin siquiera darse cuenta de que lo están haciendo, y desde una actitud machista, es que la persona puede llegar a ser violenta, es decir, no se es violento por ser varón o no se es feminista por se mujer, se es violenta por tener aprendizajes machistas y patriarcales.
Se puede observar por ejemplo cómo ciertas mujeres reproducen la violencia en sus propios hogares o en otros ámbitos en donde se desenvuelven, como el escolar, el laboral o el social.
Se puede observar también a la mamá que, para educar a sus hijas, las agrede físicamente o las corrige diciéndoles palabras ofensivas o denigrantes; o que repiten las enseñanzas que a ellas mismas les transmitieron su abuela o su propia madre, como la de atender al varón antes que a ella, servirle primero de comer a ellos, lavar los trastes o la ropa de ellos, etc.
¿Cuántas veces hemos escuchado a la propia mamá, cuando se dirige a su hija, decirle, esa carrera no es para ti, y estudiar no es para las mujeres?, eso producto de estereotipos y prejuicios machistas, coarta su desarrollo personal y su proyecto de vida, y eso también es violencia.
Del mismo modo se puede observar como en las relaciones de parejas entre mujeres, pueden darse reacciones a partir de los celos o las agresiones físicas o sexuales.
Entre amigas, cuántas veces escuchamos que se insultan o ‘jugando’ se empujan o se pegan, se agreden verbalmente.
¿O cuántas veces hemos visto que una mujer discrimina a otra por razón de género, de raza, de preferencias sexuales o por discapacidad?
¿Cuántas veces has visto que la misma mujer se hace daño, al lastimarse ella misma, al someterse a un estrés extremo, al no procurarse una adecuada alimentación, o por cuestión de imagen, caer en la anorexia o la bulimia?
¿O cuántas veces entre compañeras de escuela se escucha que se critican, llamándose gorda, zorra, etc.?
O, ¿alguna vez has escuchado, a algunas mujeres criticando a otras mujeres o juzgando su moral sexual, o en lo laboral, quieren ganar un puesto pisoteando a su compañera y no mostrando su capacidad?
O, ¿sabemos de algún caso en el que una madre, una tía, una hermana o una abuela hayan ocultado o mantenido silencio ante el acoso, la violencia o el abuso de algún familiar varón en contra de alguna mujer, incluso, llegando a la justificación de esos actos?
Se podría dar muchos más ejemplos de cómo, algunas mujeres pueden llegar a ejercer violencia sobre otras mujeres, sin embargo, es necesario reiterar que no se busca juzgar o satanizar a las mujeres que han repetido esos patrones, ni tampoco justificar o restarle responsabilidad a los hombres que ejercen violencia en contra de las mujeres.
La violencia hacia las mujeres es una situación estructural y sistémica, y que difícilmente se va a erradicar si no se hace un ejercicio personal de revisión de sí misma y de las actitudes que se tienen a partir de esos aprendizajes y patrones machistas que se repiten, es decir, ayudaría desechar de nuestra mente esas ideas patriarcales y esas conductas violentas hacia otras mujeres y hacia sí misma.